Las compañías telefónicas bloquean más de 14 millones de llamadas fraudulentas en dos meses
Las víctimas de la “estafa amorosa” exigen que se tipifique este fraude en el Código Penal


Los operadores de telecomunicaciones han bloqueado más de 14 millones de llamadas y mensajes de texto (SMS) que escondían un fraude tras dos meses de entrada en vigor del plan gubernamental contra las estafas de suplantación de identidad, según ha detallado este lunes el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, en el Congreso de los Diputados.
Tras la aprobación del plan el pasado 7 de marzo, los operadores tienen la obligación de bloquear numeraciones que no corresponden a ningún ni servicio. Desde entonces, están bloqueando una media de 235.600 llamadas y 10.000 SMS al día. La norma preveía varias medidas de lucha contra el fraude telefónico con la entrada en vigor paulatina en el próximo año y medio.
Así, el próximo 7 de junio entran en vigor dos nuevas medidas del plan antiestafas. Por una parte, los s ya no podrán recibir llamadas y SMS que, aunque son de origen internacional, simulan haber sido originadas en un número español para engañar al ciudadano, una de las prácticas más comunes en los intentos de fraude telefónico.
Asimismo, no se podrán realizar llamadas comerciales desde números móviles, ya que otra parte importante de las estafas se producen cuando el ciudadano recibe llamadas procedentes de móviles nacionales que no tiene guardados en su agenda, por lo que no puede identificar al llamante. A partir de esa fecha, solo podrán efectuarse llamadas comerciales con numeración geográfica, numeración atribuida específicamente para comunicaciones comerciales, o desde números 800 y 900. De esta manera, el podrá identificar de manera más clara cuándo se trata de una llamada comercial. Además, los 800 y 900 han dejado de estar restringidos exclusivamente a la recepción de llamadas, permitiendo también que puedan emitirlas.
La última medida que entrará en vigor es la creación de una base de datos oficial con los códigos alfanuméricos que utilizan las empresas y las istraciones públicas como identificadores en los SMS. Esta medida, por su complejidad técnica, entrará en vigor pasados 15 meses desde la publicación de la orden ministerial.
La base de datos, que será gestionada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), permitirá registrar y verificar dichos identificadores. Así se garantizará la autenticidad de las comunicaciones, se protegerá la identidad de las entidades legítimas y se facilitará la detección y bloqueo de intentos de suplantación.
Gracias a este registro con los códigos alfanuméricos que utilizan las empresas y las istraciones Públicas como identificadores en los SMS, se evitarán los mensajes que suplantan a organismos como Tráfico o Correos.
“Estafas amorosas”
Óscar López ha hecho este balance en la inauguración de una jornada celebrada en el Congreso sobre el fraude emocional, también denominado “estafa amorosa”, impulsada por la Asociación Nacional Contra la Estafa con Manipulación Emocional (Anceme) dedicada a atender a estas víctimas, que no solo sufren un perjuicio económico sino, en la mayoría de los casos, lesiones psicológicas. Por eso, las víctimas de estafas románticas piden tipificar el delito en el Código Penal y crear un protocolo único nacional de denuncia.
Como cualquier estafa, el objetivo del delincuente es hacerse con el dinero de su víctima, pero, a diferencia de otras tipologías, el timo del amor o la ciberestafa amorosa añade al engaño técnicas de manipulación emocional y coacción afectiva que dejan una ruina psicológica más devastadora que la económica. “Es muy doloroso que se rían todos, en la policía o en el banco, que la gente no te entienda” asegura Vicente, a quien estafaron más de 24.000 euros por una aplicación de citas en internet, al igual que Jorge, de quien se apoderó la culpa por haber sido engañado “y no ser capaz de contárselo a nadie porque todo el mundo se aguanta la risa y te juzga por picar de esa manera”. Ambos testimonios, también sus reivindicaciones, se han escuchado este lunes en el Congreso.
Paz Velasco, jurista y criminóloga ha diseccionado la anatomía de este tipo de estafa, que ha considerado como una nueva forma de violencia digital que instrumentaliza el afecto y que, sin embargo, no está tipificada en el Código Penal por lo que, a su juicio, se limita su persecución y provoca un aumento de la impunidad. Velasco asegura que este tipo de estafadores son pacientes. “Invierten un tiempo significativo para construir su relación de confianza antes de solicitar el dinero” y, aunque todas sus acciones tengan ese objetivo, tienen la suficiente habilidad para identificar y explorar las vulnerabilidades el tiempo que sea necesario. “Son hábiles depredadores sociales, pueden detectar la soledad, la necesidad de afecto o los problemas de autoestima”, resalta la criminóloga.
El perfil del ciberestafador emocional es una persona que construye identidades digitales falsas pero con muchos detalles, como también los problemas que inventa para arrebatar el dinero a sus víctimas, a quienes investiga para adaptar su relato. Una vez ada la víctimas, la estafa pasa a la fase llamada “avalancha de afecto”. “Los mensajes de cariño son constantes, te hace creer que has encontrado a tu alma gemela”, explica Velasco. Es en esta fase cuando el estafador aumenta la intimidad para conseguir el dinero, una etapa que puede durar desde pocas semanas hasta un año y en la que el delincuente da el paso para hacer creer a la víctima que ha llegado el momento de pasar al plano físico y no verse solo en el virtual, aunque nunca se acaba de encontrare el momento más apropiado.
Sin embargo, la víctima ya se siente enamorada o ilusionada, momento en el que se introduce el problema médico, la deuda repentina, el problema legal y la inversión financiera de su vida. La víctima presta dinero, si es reacia a hacerlo el delincuente manipulará, culpará o coaccionará emocionalmente a esa persona para que le haga la transferencia.
Completada esta etapa, pasará a la desaparición o al ciclo de abuso, en el que puede seguir pidiendo más dinero y, por tanto, mantiene a la víctima en ese estado de manipulación y esperanza constante. Velasco explica que la última etapa es en la que la víctima se da cuenta y sufre un impacto devastador: “El perjuicio no solo es financiero, también supone la pérdida de un ser querido, similar al duelo de una muerte por un familiar o un amante real”. Además, siente una profunda humillación.
“Cambiar la vergüenza de bando”. Con este lema, la presidenta de Anceme, Blanca Frías, ha querido inaugurar los debates en los que han participado psicólogos, psiquiatras forenses y víctimas para dar a conocer un fenómeno delictivo en crecimiento propulsado por la transformación de las relaciones personales e íntimas en internet.
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