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Colombia concede por sorpresa asilo político al expresidente panameño Ricardo Martinelli

El exmandatario condenado por corrupción abandona la embajada de Nicaragua, donde se encontraba escondido, y viaja a Bogotá

El expresidente de Panamá Ricardo Martinelli saluda a sus simpatizantes desde el interior de la embajada de Nicaragua en Ciudad de Panamá,el 2 de abril de 2025.
Santiago Torrado

El Gobierno de Gustavo Petro en Colombia ha concedido por sorpresa el asilo político al expresidente panameño Ricardo Martinelli, quien llevaba más de un año escondido en la embajada de Nicaragua en Ciudad de Panamá, pero se había topado con obstáculos para poder salir a ese país. El exmandatario, condenado por corrupción en Panamá, viajó este sábado a Bogotá, según han confirmado las cancillerías de ambos países.

Ante el asilo concedido por Colombia, el Gobierno de José Raúl Mulino en la vecina Panamá “concedió el salvoconducto necesario para la pronta y segura salida del asilado”, informó la Cancillería centroamericana. Las autoridades le facilitaron un auto diplomático para salir de la embajada de Nicaragua en la capital panameña y abordar un avión con rumbo al territorio colombiano. “La República de Colombia es un Estado que históricamente ha reconocido con el mayor respeto, cumplimiento y promoción a las instituciones de Derecho Internacional, incluyendo a la del asilo en el sistema interamericano, desde hace más de un siglo”, reconocía en un comunicado.

La decisión se enmarca en “la tradición humanista de Colombia de protección a personas perseguidas por razones políticas”, confirmaba poco después el Ministerio de Exteriores sudamericano en otro escueto comunicado. El presidente Petro viajó este sábado a China con el propósito de estrechar lazos comerciales con el gigante asiático en medio de la guerra arancelaria.

Panamá ya había concedido un salvoconducto a finales del mes de marzo para que Martinelli pudiera refugiarse en Nicaragua, por razones “humanitarias”, pero entonces el expresidente acusó a las autoridades panameñas de tenderle una “vil trampa”. Aseguró en su día que las fuerzas de seguridad panameñas habían rodeado el edificio de la embajada. Cuando expiró del período de gracia otorgado por Panamá, Martinelli siguió en el edificio diplomático ante la incertidumbre de que pesaba en su contra una alerta roja de la Interpol.

La novela jurídica de Martinelli no deja de acumular capítulos. Mulino pudo ser elegido presidente hace un año gracias a la condena del exmandatario, que aspiraba a reelegirse. Hasta dos meses antes de las elecciones, se postulaba en realidad como su fórmula vicepresidencial, pero la inhabilitación política de su popular mentor lo catapultó al poder tras una enrarecida campaña, en la que prometió con insistencia el regreso de la bonanza económica de los tiempos en que Martinelli gobernaba el istmo.

Mulino incluso visitó el domingo de elecciones al inhabilitado exmandatario, al que sustituyó a última hora en las boletas electorales. Para entonces ya se encontraba asilado en la embajada de Nicaragua para esquivar la orden de captura que pesaba en su contra, después de ser condenado a más de diez años por corrupción y lavado de activos. La publicidad de la campaña era ilustrativa: “El loco con Mulino”, en referencia al apodo por el que todos conocen a Martinelli.

El antiguo magnate de los supermercados gobernó Panamá entre 2009 y 2014, en un momento de crecimiento económico y multimillonarias inversiones en infraestructuras como el metro de Ciudad de Panamá, el primero de Centroamérica. La jerga popular incluso se refiere a las monedas de un balboa, acuñadas en ese periodo y equivalentes a un dólar, como “un martinelli”. Gracias a ese recuerdo mantuvo su popularidad a pesar de sus múltiples problemas judiciales, que atribuye a una persecución política, y a ser señalado por Estados Unidos como un exgobernante corrupto.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.
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