Eduardo García, el niño de ‘Aquí no hay quien viva’, reaparece en televisión: “He tenido ganas de vivir esa infancia que no viví”

Es habitual que la fama pase por encima a los actores que comienzan como niños en series o películas populares. La historia se repite una y otra vez. Sea Drew Barrymore o Joselito. Víctor Elías o Macaulay Culkin. Este jueves, el programa de Telecinco TardeAR ó con otra de esas estrellas infantiles cuya fama llegó al punto álgido en su infancia: Eduardo García, el niño y después adolescente Josemi Cuesta en Aquí no hay quien viva, que pasó a ser Fran en La que se avecina. Su reaparición le sirvió para sincerarse sobre su trayectoria.

“He estado bastante tiempo fuera de todo esto”, reconocía en una llamada telefónica al ser ado por un periodista del programa. El presentador Frank Blanco describió la vida del actor, de 33 años, como “la caída brutal de alguien que hasta hace no tanto triunfaba”. Y anticipaban: “Ha pasado de ser un niño prodigio a perderlo casi todo”. García lo explicaba: “Tuve un tiempo que me torcí bastante, para qué nos vamos a engañar. He sido muy golfete, lo reconozco. Tampoco he sido malo… es ese acto también de rebeldía y tal… y las cosas no se arreglan así, no se arreglan haciendo el gamba por ahí“, explicaba este actor que en los últimos tiempos también ha participado en varios podcasts.

Allí se identificaba como Dudu, y hablaba de su época como jugador de World of Warcraft, aunque también sobre su infancia: “Considero que a un niño con 12 años tampoco hay que ponerle una venda, pero es una edad para hacer cosas de un niño de 12 años. A lo mejor hay cosas que no las debería haber visto”.

Eduardo García, que ahora vive en un pueblo de Toledo, agregaba en TardeAR que su carrera hizo mella en su vida: “Empecé a currar muy jovencito. Yo siempre he tenido ganas de vivir esa infancia que no viví. Como fue tan prematuro y repentino, hay ciertas cosas que los chavales de 12 años hacían como todos, y que yo me vi coartado para hacerlas. Yo veía a otros niños que tenían otras libertades y añoraba un poco eso”, apuntaba antes de explicar que durante este tiempo también había sido camarero.

El actor, que vive con sus padres, explicaba que había tenido que dejar los planes típicos de adolescentes al empezar a trabajar con nueve años, y por eso su cuerpo pidió vivirlos a partir de los veintitantos: “Cuando ya dejé de currar, como un acto de rebeldía, mi interior dijo: ‘Coño, yo no he vivido eso de ‘chicos, hemos quedado’. Porque en vez de llegar a las ocho de la tarde de patinar con tus amigos, llegaba a las dos de la madrugada”. Ya en plató, el periodista que le entrevistó aseguró que García ha pasado “los peores años de su vida” con “compañías que le han llevado a hacer cosas que no debía”, y que su situación económica no es la mejor, tras varios amagos frustrados en la interpretación y no poder ponerse en o con algunos de sus antiguos compañeros de las exitosas series de Antena 3 y Telecinco.

El último papel acreditado de García, que también hizo de una versión infantil de Torrente en su tercera película y apareció en La máquina de bailar (2006), es como recepcionista en un capítulo de la serie 3 caminos en 2021.