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La familia de la tele
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

‘La familia de la tele’ encamina una enésima reinvención a ninguna parte, y mata el estilo ‘Sálvame’

TVE vuelve a intentar salvar el programa con un formato de una hora en el que se multiplican los vídeos, y los tres presentadores hablan directamente a cámara

Inés Hernand, Aitor Albizua y María Patiño, presentando 'La familia de la tele'
Eneko Ruiz Jiménez

Cuando Sálvame estaba a punto de ser cancelada en Telecinco, el equipo hizo una parodia de lo que se iba a convertir el espacio sustituto, presentado por Ana Rosa Quintana, tras su salida: lo llamaron Sálvame algodón de azúcar, e ironizaban desde un sofá cómo todo ahora sería buenista, agradable, y con personajes a los que halagar, lo que querían los nuevos jefes del canal. Tras la enésima reconversión de La familia de la tele este lunes, eso es en lo que se ha convertido el espacio que prometió desbaratar las tardes de TVE. Un programa de una hora basado en dar al play a muchos vídeos.

La familia de la tele se estrenó el 28 de abril con un desfile. Todo prometía ser innovador, enorme, loco y con cierta improvisación. El toque Sálvame, pero aplicado a lo público. Eso se esfumó por completo la tarde de este lunes: tres presentadores claramente incómodos introducen el programa mirando a cámara y desde una mesa en la esquina de un desaprovechado plató. El orden ha sido algo como vídeo, vídeo, vídeo, chascarrillo, vídeo, vídeo, vídeo, vídeo (y otro vídeo), chascarrillo, conexión con reportera en redacción, vídeo, vídeo, vídeo, conexión con Isa Pantoja en su casa, y, por si el espectador quería más, otro vídeo y vídeo para despedirse. El único salto a la improvisación lo dio María Patiño al sentarse encima de la mesa, dejando a sus dos compañeros detrás sin saber bien qué hacer.

En el plató gigante se hizo un gran dispendio (incluso con canción de Camela). Tiene sus cocinas y salones, y posibilidades para jugar con el formato. Pero al final se ha reducido todo a una esquina y el resto lo utilizan solo en RTVE Play, donde este lunes sí que ha seguido un programa más clásico de colaboradores y bromas. En el de La 1 lo importante eran los vídeos, y eran lo más ecléctico: Miguel Ángel Revilla en la feria del libro, los 90 años del arquitecto Norman Foster, Kiko Rivera, Marichalar o uno que rezaba: “La reina Sofía, concienciada con el medio ambiente”. En 2025. Sí, rompedor, travieso. Uy, uy, uy, uy, uy. Ni rastro del Sálvame que querían vender, sino algo más cercano a Socialité o, quizás, a Aquí hay tomate pero sin la mordida. Barato y directo. Y ni siquiera con el público que dé calidez. Pero cinco vídeos seguidos son el mayor enemigo del entretenimiento y de la improvisación.

Otro cambio

Todo esto es consecuencia del enésimo cambio que ha tenido que sufrir el formato de La Osa Producciones tras las bajas audiencias. Primero fue probar con los presentadores (separándolos en los dos bloques, antes y después de las series diarias), luego fue trastocar las horas, y poco a poco cada día iban introduciendo cambios, de temáticas, de colaboradores, de lugar que ocupaban en el plató… hasta que el pasado viernes, La 1 anunció que desaparecía el segundo tramo del programa (que ya había pasado a estar más centrado en sucesos, el tiempo, los pueblos de España y consejos) y que el primero (el de corazón) ocuparía solo una hora.

‘El club de La Promesa’, la nueva apuesta

Ese segundo tramo ha sido sustituido esta tarde por capítulos de El Cazador Stars y el nuevo El club de La Promesa, miniepisodios grabados donde se habla de lo que ha pasado en la serie de tarde. Está producido también por el equipo de La familia de la tele, conscientes en TVE de que son las telenovelas las verdaderas reinas de la tarde y de que tienen que hacer trabajar a esa productora a la que acaban de descabezar. Porque marcar menos de un 6% de cuota de pantalla cada tarde (y bajando) parece inviable cuando, en mayo, La 1 llegó a una media de audiencia del 10,4%. La Promesa hizo ese mes un 14,4% de share de media, y Valle salvaje, un 10,3%, y TVE no podía arriesgarse a hacerles daño.

Ahora Inés Hernand y Aitor Albizua, los presentadores del tramo final, se han vuelto a reunir con María Patiño (aunque con bien de espacio entre ellos en la mesa) para comentar los vídeos programados. Y ese es el fundamento de todo este show sin show. Lydia Lozano se ha quedado bailando el chuminero en RTVE Play, Kiko Matamoros ha sido invitado a entrar con cámara desde la redacción y con aspecto de periodista serio de los que da últimas horas, y Belén Esteban, que ya dijo estar cansada del formato en la pública, ni estaba ni se la esperaba. Mejor poner otro vídeo.

Tampoco estaba presente el otro contenido que se prometió al salto en TVE: ni entrenadores personales, ni el tiempo, ni conexiones con los pueblos de España, ni consejos de dieta… Algunos colaboradores anunciados jamás han salido en el programa. ¿Dónde fue a parar, por ejemplo, Rocío Carrasco? Seguramente este no sea el último cambio, aunque a estas alturas, suena a predicar en el desierto. Lo que queda claro es que el espíritu Sálvame (heredado, allí sí, en Ni que fuéramos...) se ha ido de La 1 para no volver. Los días de este engendro, que no es ni lo que eran, ni lo que querían ser, parecen contados, pero el formato con el que aterrizaron en La 1 ya está muerto, o —dicho en el lenguaje de la casa— se ha ido de viaje.

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Sobre la firma

Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.
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