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El submundo conspiranoico saca pecho tras el espaldarazo del PP a su teoría del tongo electoral

Los difusores de la acusación sin pruebas de amaño, con Alvise Pérez al frente, se reafirman tras ver al partido de Feijóo alimentar sus tesis

Un hombre recoge la documentación para votar por adelantado en una oficina de Correos de Madrid antes de las generales de 2023.
Ángel Munárriz

Tres palabras resuenan con fuerza en el submundo conspiranoico español: te lo dije. O quizás el mensaje quede mejor expresado en las cuatro de este otro clásico: yo ya lo sabía. El detonante de esta oleada de autoafirmación, de esta consolidación de la creencia en lo que no está probado, ha sido el PP, que le ha dado un espaldarazo a una de las ideas dominantes del avispero conspi. ¿Qué idea? Que en las últimas generales, las de 2023, hubo tongo.

El partido de Alberto Núñez Feijóo lleva desde el lunes dando credibilidad a quienes, desde diversos medios, han trazado el siguiente razonamiento: como Leire Díez, que siendo militante del PSOE fue grabada buscando pruebas contra un jefe de la UCO que investiga casos que afectan al Gobierno, contó el año pasado en sus redes sociales que participó en la gestión del voto anticipado durante su etapa en Correos, el resultado del 23-J está bajo sospecha.

No es la primera vez que el PP pone en entredicho la limpieza del sistema electoral. En 2022, un puñado de sus dirigentes empezaron a deslizar que el Gobierno quería controlar Indra para manipular el recuento en unas generales. Este discurso se radicalizó en la antesala de las municipales y autonómicas de 2023, cuando el PP, tras una serie de noticias de casos dispersos de posibles irregularidades en el voto por correo —el más grave, en Melilla—, centró su campaña en lo que empezaron a llamar “trama”. Isabel Díaz Ayuso llegó a proclamar: “Sánchez se va a ir como llegó, con un intento de pucherazo”. En la campaña de las generales, Feijóo pidió a los carteros, “con independencia de sus jefes, que repartan todo el voto”, cebando así la teoría del tongo.

Pasadas las generales, y aunque sin rectificar, el PP y Vox —que había ido incluso más lejos— orillaron estos ataques. Hasta este lunes, cuando el portavoz del PP, Borja Sémper, expresó su “extraordinaria preocupación” por el papel de Díez en las generales: “Dudamos de la intencionalidad de gente de la talla moral de Leire. Parece normal que preguntemos. Si esta mujer ha tenido responsabilidades en Correos en áreas tan críticas, debemos preguntar por qué”.

Díez fue directora de Filatelia y Relaciones Institucionales de Correos entre febrero de 2022 y principios de 2024, durante la etapa como director de Juan Manuel Serrano, exjefe de gabinete de Pedro Sánchez antes de su llegada a La Moncloa. El PP usa esos elementos para llevar su discurso a un terreno entre la pregunta, la sospecha y la acusación. Aunque Correos ha salido a desmentir que Díez tuviera un papel protagonista —“nunca fue responsable del voto por correo”—, el PP insiste en pedir la comparecencia en el Senado de ella y de Serrano por la “alerta” que provoca que “esta fiel trabajadora del sanchismo gestionara el voto de 2,6 millones de españoles”.

Santiago Abascal, presidente de Vox, normalmente más rápido y contundente al sembrar sospechas sobre el Gobierno —sugirió que Sánchez provocó el gran apagón para tapar el procesamiento de su hermano—, se sumó esta vez más tarde que el PP. “¡Cómo vamos a fiarnos del voto por correo, ni de nada!”, publicó en X cuando la ofensiva del PP ya copaba titulares.

Alvise felicita a sus “ardillas”

El agitado mundo de los teóricos de la conspiración ha recibido la entrada en su redil del PP y Vox sacando pecho. Tanto los popes del movimiento como sus seguidores alternan mensajes de crítica a los dos partidos por su tardanza con otros de orgullo por haber mantenido levantada esa bandera contra viento y marea. Lunes y martes han sido días de discurso fácil para Alvise Pérez. Tiene lógica. El eurodiputado no solo ha criticado con frecuencia al PP y a Vox por no acompañarlo en esta cruzada. Además, la teoría de la conspiración sin pruebas de un amaño electoral del PSOE a través de Correos e Indra es una de sus preferidas desde hace años. Así que ahora, con el PP alimentando la idea de un fraude, el líder de Se Acabó la Fiesta (SALF) lleva dos días entonando el te lo dije.

Alvise Pérez, en un acto de campaña de las últimas elecciones europeas, cuando logró 800.000 votos y tres escaños.

En su canal de Telegram, con más de 680.000 seguidores, va más allá de dar por “confirmado” el fraude y sitúa Díez como líder una “célula” consagrada a pervertir los comicios. Y se da la razón a sí mismo. “Alvise pidió que nadie le votara por correo: ‘Nuestras ardillas [así llama a sus informantes] decían la verdad’”, señala el líder de Se Acabó la Fiesta, que deja claro que no está dispuesto a que Feijóo y Abascal le quiten esta bandera y ya los está presionando para que exijan un “recuento de votos de Indra”, nueva prueba del nueve de la verdadera fe en la teoría del fraude.

Tirón de orejas al PP y Vox

En este mundo en el que caben terraplanistas, gente que cree en los reptilianos y convencidos de que Begoña Gómez es un hombre, lo básico, el mínimo común, es un paquete que incluye el antivacunismo, la fijación contra la Agenda 2030 y la idea de que en España votar vale en realidad de poco porque la izquierda tuerce los resultados. Desde el lunes, coincidiendo con el empujón que le ha dado el PP, este último tema ha tenido presencia en canales de difusión y grupos multimedia conspiranoicos con miles de seguidores como el de Rafael Palacios Rafapal, con más de 126.000 en Telegram, que ve reafirmadas sus sospechas de siempre.

Son habituales los reproches al PP y a Vox por reaccionar ahora y no antes. En Canal 5, un multimedia cuyos promotores piden la anulación de las últimas generales, un mensaje castigaba a Vox por la negativa el lunes de uno de sus dirigentes, José Antonio Fúster, a especular sobre posibles trampas porque los resultados “fueron los que fueron”. “[En Vox] están bien pillados por los huevos. Dicen que no creen en teorías conspirativas. Tremendo”, compartía Canal 5 para sus casi 45.000 seguidores en Telegram, cargando contra un comentario anterior a que Abascal fijase la posición oficial: Vox siempre ha creído que hubo fraude, y ahora más.

Tras el movimiento del PP, las sonrisas de satisfacción abundaban en el canal de YouTube Distrito TV, con cerca de medio millón de suscriptores, otro foco de irradiación de teorías de la conspiración. El presentador Jesús Ángel Rojo concedía que “está muy bien” que ahora se pida investigar el fraude, pero no dejaba pasar la oportunidad de una condecoración a sí mismo. “Aquí”, dijo, se ha denunciado siempre el fraude y “ninguno de los dos partidos quiso investigarlo”. Entre los participantes en el programa, la unanimidad sobre la voluntad del PSOE de dar un “pucherazo” es total. Las discrepancias se ciñen a si lo logrará o si la diferencia de votos en contra será tan grande que resultará imposible revertirla.

Mariluz Congosto, profesora honorífica del Departamento de Ingeniería Telemática de la Universidad Carlos III, afirma que la “teoría del fraude electoral” es “un clásico” de los conspiranoicos en todo Occidente, con el trumpismo como ejemplo emblemático. “En España es una teoría con picos en periodo electoral y valles. Solo la mantienen todo el tiempo los más convencidos. Si desde partidos con gran repercusión, como el PP, se alimenta la teoría, refuerzas a los que ya la creen y puedes atraer a otros. El resultado es grave porque debilita la credibilidad de un elemento clave para la democracia”, afirma Congosto, que lleva años estudiando cómo se convierte en creíble el contenido no basado en pruebas o incluso contrario a la evidencia.

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Sobre la firma

Ángel Munárriz
Ángel Munárriz (Cortes de la Frontera, Málaga, 1980) es periodista de la sección de Nacional de EL PAÍS. Empezó su trayectoria en El Correo de Andalucía y ha pasado por medios como Público e Infolibre, donde fue director de investigación. Colabora en el programa Hora 25, de la SER, y es autor de 'Iglesia SA', un ensayo sobre dinero y poder.
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