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Lorenzo Musetti, el chico guapo que busca una final (y algo más)

El rival de Alcaraz en las semifinales, un estilista de explosión sostenida, reivindica la influencia de la paternidad y apunta muy alto: “Sé que puedo ser campeón aquí”

Musetti devuelve de revés durante el partido de cuartos ante Tiafoe.
Alejandro Ciriza

Como si estuviera hecho a propósito, ideado a golpe de cincel en las canteras de Carrara, donde nació, Lorenzo Musetti lo tiene claro: “Quiero dejar de ser visto como el chico guapo que no sabe sufrir. Quiero que eso acabe, y estoy dispuesto a mancharme las manos en cada partido”. Y en ello está el italiano, citado este viernes (14.30, Eurosport y DMAX) con Carlos Alcaraz y a la búsqueda de su primera gran final, que en el fondo no dejaría de ser otro paso en el plan que empezó a germinar en su mente hace exactamente dos semanas, cuando aterrizó en París con un propósito claro: ni más ni menos que ganar. Hasta el punto de verbalizarlo: “Nunca me había sentido así. Sé que puedo ser campeón aquí”.

No se esconde Musetti, un diamante que hoy brilla expuesto a la luz de París, donde se aprecia el fino tenis de un estilista con aroma a otro tiempo. Otra escuela. Nada de centímetros y palanca, muy lejos de esas torres que han ido imponiéndose durante la última década. Armonía y proporciones casi perfectas desde el punto de vista técnico. Y ahora también, eficiencia. Gane o pierde, es un gustazo verle pelotear. “Creo que se ha metido en las semifinales de un selecto grupo de jugadores que han llegado a las semifinales de todos los grandes torneos de tierra batida en una misma temporada, y eso solo lo habían conseguido cuatro hasta ahora”, remarca Alcaraz.

Y así es. En concreto, cuatro fenómenos: un tal Rafael Nadal, Novak Djokovic, Andy Murray y Alexander Zverev. Así que él, un Adonis de exquisito revés a una mano, cree. Se lo cree. Y tanto. ¿Por qué no habría de hacerlo? “Vengo con la ambición de ganar. Siento que he mejorado en todos los aspectos, incluido el físico, lo cual es primordial. Así que me veo preparado para grandes batallas, nunca había sentido tanta confianza en mí mismo”, transmite el italiano, que ha completado un magnífico recorrido desde abril —final en Montecarlo y semifinales de Roma y Madrid— y apunta a un factor elemental para su consolidación entre los diez más fuertes del circuito: la paternidad.

Pese a su corta edad, Musetti estrenó paternidad el curso pasado, con 22 años, y ahora, con tan solo 23, espera su segundo hijo. “Mucha gente me criticó por haber sido padre joven”, apuntaba en Roma. “Y debo reconocer que al principio me asustó un poco la idea de cómo iba a manejarlo, pero siento que he encontrado un balance perfecto. Ser padre me ha hecho madurar y ser más feliz, más consciente de lo que significa la vida. Y eso se está notando en la pista”, ampliaba satisfecho, sin caer en la obsesión pero sí con el deseo de dar un salto definitivo en su carrera; muy atractiva a priori, pero todavía sin las condecoraciones que se le presuponía a un talento excepcional.

La Italia triunfal

Desde que empezó a coger vuelo, cuando ni siquiera había alcanzado la mayoría de edad, los especialistas señalaron a Musetti como el gran elegido dentro de la ambiciosa estrategia de su país en la inversión con los jóvenes. Percibían en él un proyecto de lo más atractivo, pero a la evolución le ha faltado ese último giro de tuerca que supondría la consecución de un logro mayor. De momento, en su expediente tan solo figuran un par de trofeos discretos (Hamburgo y Nápoles) y en su proceso de ascensión fueron irrumpiendo nuevos valores. Entre ellos, Jannik Sinner, otra dimensión.

Hace un año, precisamente en Roland Garros, condujo al límite de los cinco sets a Djokovic y ese partido supuso un punto de inflexión. No estuvo lejos de tumbar al serbio y se disparó su convicción. La misma que hoy le ha aupado al séptimo peldaño del listado mundial y al reencuentro con Alcaraz, al que ya se ha enfrentado dos veces esta temporada. Muy dispares, eso sí. En la primera, en Montecarlo, rindió de maravilla hasta que su musculatura falló; y en la segunda, en el Foro Itálico, volvió a flaquear desde el punto de vista mental. Salió a la pista como un flan y un entonces deslucido adversario le batió otra vez.

Musetti, durante el partido contra Navone.

En cualquier caso, desconfía el de El Palmar. “He visto sus partidos y está jugando a un nivel muy alto, así que de asequible no tiene nada”, contestaba dos noches antes Alcaraz a los reporteros. “Tenemos que mostrar el mismo nivel [que en la exhibición ante Tommy Paul] si queremos tener opciones, y vamos a intentar disfrutar, va a ser muy bonito”, prorrogaba el murciano, que coincidió por primera vez con el italiano en un challenger en Trieste, en 2020. A partir de ahí, Alcaraz se subió en un cohete y Musetti fue haciendo una escalada progresiva que, por fin, le ha guiado hacia el espacio idóneo.

“Desde que nació Ludovico [su primer hijo], siento que las cosas van en la dirección correcta. Empecé a sentir que jugaba mejor y que volvía a disfrutar. Pero creo que los resultados todavía no han llegado del todo: puedo hacerlo mejor. He dado un paso adelante, pero el proceso requiere de tiempo”, resuelve el transalpino, otro de los símbolos de esa Italia triunfal que se ha adjudicado los dos últimos títulos de la Copa Davis —también el de la Billie Jean King Cup— y que ha incrustado a nueve representantes en el top-100, ahora potencia. Lo sabe Alcaraz, y de ahí el recelo: no convendría dejar que Musetti siga creciendo.

LAS POTENCIAS DEL ‘TOP-100’

Estados Unidos y Francia (10).

Italia
(9): Jannik Sinner, Lorenzo Musetti, Flavio Cobolli, Matteo Berrettini, Matteo Arnaldi, Lorenzo Sonego, Luciano Dardieri, Mattia Bellucci y Luca Nardi.

Australia (8), España (7), Argentina (6), República Checa, Serbia y Gran Bretaña (4), Canadá y Alemania (3).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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