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Decenas de miles de personas asisten al velatorio de José ‘Pepe’ Mujica en Montevideo

Este jueves, se suman a la despedida los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Chile, Gabriel Boric

El ataúd del expresidente José 'Pepe' Mujica en el Palacio Legislativo de Uruguay, en Montevideo.
Federico Rivas Molina

Miles de personas formaban el miércoles una fila que serpenteaba alrededor del Palacio Legislativo de Uruguay. Esperaron así hasta dos horas para despedir a José Pepe Mujica, fallecido el día anterior a los 89 años, víctima de un cáncer. Las filas continuarán durante buena parte del jueves, en la que será la última jornada de un velatorio multitudinario. En el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso desfilaron durante todo el día las autoridades del país, encabezadas por el presidente, Yamandú Orsi, compañeros de ruta de Mujica y uruguayos de a pie que dejaban flores ante el ataúd cerrado, una foto o una bandera. Se espera la llegada de los presidentes de Brasil y Chile, quienes demoraron su viaje a Montevideo porque la noticia de la muerte de Mujica los encontró en una cumbre de la Celac en China.

Los restos de Mujica recorrieron Montevideo a bordo de un carruaje tirado por seis caballos negros y la custodia de los militantes del Movimiento de Participación Popular, el MPP, el partido del expresidente dentro del Frente Amplio, ahora en el Gobierno. Tres horas después, el cortejo llegó al Parlamento, donde se instaló el velatorio. Uruguay es un país extremadamente laico: no hubo cruces, velas encendidas ni ningún otro símbolo religioso. Solo el escudo de Uruguay sirvió de marco a una ceremonia silenciosa y ordenada, acorde al personaje.

Por el Congreso pasaron los expresidentes Julio María Sanguinetti, Luis Lacalle Herrera y Luis Lacalle Pou, todos ellos férreos opositores políticos de Mujica. Yamandú Orsi los recibió con un abrazo. También se sumó Álvaro Delgado, el candidato del Partido Nacional que perdió las últimas elecciones. Muestras de concordia política como estas son habituales en el país sudamericano y enorgullecen a los uruguayos.

Simpatizantes de Mujica hacen fila para entrar al Palacio Legislativo.

Lucía Topolansky, viuda de Mujica y exvicepresidenta, acompaño el cortejo por la ciudad, pero apenas estuvo en el Congreso. El papel de anfitrión lo tuvo Orsi, delfín político del presidente fallecido. “En este país que se cultiva tanto de que nadie es más que nadie, él lo encarnó de una forma maravillosa”, dijo en una improvisada rueda de prensa. “Era un igual, entonces, desde ahí, aquella grandeza de alguien que se trazaba objetivos y era capaz de tener diálogo con un rey y con un peón de tambo”, agregó.

Con Mujica se fue el último de la generación de dirigentes que convirtieron al Frente Amplio en una coalición de izquierda con fortaleza electoral y capacidad de Gobierno. En 2020 murió Tabaré Vázquez, el primer frentista en llegar al poder tras el fin de la dictadura, y en 2023 se fue Danilo Astori, vicepresidente de Mujica. Antes de morir, el expresidente dijo que estaba tranquilo porque dejaba “la barra muy alta” y en manos de políticos en quienes confiaba.

Se esperaba que el Congreso estuviese abierto toda la noche, pero por la tarde se decidió cerrarlo pasadas las 23.00. Abrirá nuevamente alrededor de las 10.00 de este jueves. El Gobierno uruguayo espera la llegada de brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, amigo personal de Mujica. Las malas noticias desde Uruguay lo encontraron en Pekín, participando junto al chileno Gabriel Boric y el presidente Colombia, Gustavo Petro, de una cumbre ministerial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y China. “Hasta siempre, amigo. Pepe, aquí seguiremos con millares de brazos en la lucha por un mundo más justo”, posteó Lula en sus redes sociales. La intención de Orsi es extender el velatorio al menos hasta la llegada del brasileño.

Una mujer deja un mensaje en el libro de condolencias.

Boric también viajará este jueves a Montevideo, como representante de la nueva izquierda latinoamericana. La visita del colombiano Petro está, sin embargo, en duda, pese a la buena sintonía que el colombiano tenía con Mujica. Sucede que el Parlamento de su país volteó el miércoles una consulta popular para una reforma laboral y el presidente se encontraba enfrascado en una dura disputa con la oposición.

Terminado el día y medio de velatorio, los restos de Mujica serán cremados y enterrados bajo un árbol ubicado cerca de su casa de campo en Rincón del Cerro. El sitio lo eligió Mujica hace meses, en parte porque esa casa es su lugar en el mundo, el no abandonó ni siquiera cuando en 2010 juró como presidente, y en parte porque allí también descansa Manuela, la legendaria perra de tres patas que lo acompañó durante los últimos años de su vida.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.
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